Sigamos con la bitácora, ¿os apetece?. Quería mostraros el hall de Catalunya Ràdio.
En este sofá rojo de sangre me siento algunas veces antes de entrar a hacer mi pequeña y humilde sección en el programa de Fuentes, mi pequeño grano de arena en la elaboración de ese gran pastel que es la mañana, un pastel de melodías, tertulias y sonrisas... (la bitácora más melosa, una bitácora influida por Xavier Daura), en fin, simplemente quería expresar mi amor por ese hall y en general por los lugares de paso habilitados para la espera, en ese hall en particular siempre hay algún famoso jodido, algún famosete esperando muy vulnerable con ojos de perra, y además sé que la espera no será muy larga pero suficiente para leer un poco y apuntar alguna idea... oye pero ¡cómo me gustan los halls de los hoteles caros!, a veces vale la pena gastarse 3'5 euros en un cortado sólo por vivir esos grandes halls. ¿Y si el mundo fuese una gran cafetería? eso ya sería Jauja HA HA HA.
Aquí quería llegar, al Confusionario. Es un cajón con un micrófono incorporado que ponen en la calle para el programa Todo es muy Confuso (el tipo que la está colocando es Jaume Badía, empleado de la radio, que de hecho es la voz de las cortinillas del espacio cómico del programa en el que participo). No tengo ni idea de cómo juegan con ese cajón en el programa, supongo que en un momento dado puedes hablar desde la calle o algo por el estilo, en fin, la acera está inclinada hacia la calzada y las ruedas del Confusionario llevan unos pequeños topes. Estaría bien que al dar paso al micrófono del confusionario desde el programa los topes cedieran y, en vez de oir la opinión ciudadana, directamente oyéramos un accidente de tráfico, el sonido de un coche cargándose la puta caja que ha bajado rodando hasta el asfalto. En vez de un transeúnte opinando sobre el Barça, dan paso a un sonido muy violento de estructura quebrándose, "abrimos nuestro confusionario para oir en qué confusión nos sumerge hoy la gente de la calle he he" y acto seguido se oye un estruendo inhumano, la torsión de un cuerpo denso a gran velocidad, qué cojones, se oye la nueva radio.
Me voy a dormir, nos vemos en Santa Coloma, ya veréis que risa.
Este artesano del aceite forma parte de unos rótulos de propaganda de Mallorca que hay en la zona de llegadas del aeropuerto. Es una de las primeras personas que ves al llegar a la isla, hace años que me da la bienvenida con ese juego de resonancias entre su cara y el botellín que sostiene. Está claro que te está diciendo "esta es mi pócima especial, mi cuerpo se ha visto afectado por ella ¿quieres probarla? no tengas miedo, no te volverás un oso perfectamente redondo como yo, sólo catarás una puntita no te preocupes, sé que eres turista, regresarás sano y salvo con los tuyos".
Más tarde, en una conocida terraza de Palma descubrí que las pinzas de ropa con las que sujetaban el ticket que te traían a la mesa estaban patrocinadas por una especie bebida energética... ¡las pinzas!... ¡patrocinadas por una bebida energética!... ¿adónde va el mundo? ¿dónde se dirige esta nave sin timonel? ha ha ha. 
(transcripción)
