Hola, chicos, estos días he tenido un poco de crisis, he estado tristoncete, ha ha, un poco chof, he hi. Pero ya vuelvo a estar aquí con nuevos chistes y nuevas canciones.
Vayamos por partes, que hoy vengo cargadito, llevo mucho semen acumulado. Primero, Die Berliner, el espectáculo que di en Alemania; no os voy a engañar, fue un acto regular, yo diría decididamente flojo. El público se comportó como un muro (el Muro de la Vergüenza, hi hi) y yo como un pobre diablo intentando no se sabe qué -¿atravesarlo quizás?- sólo arranqué un par de pseudorisas aisladas, jadeos de incredulidad y alguna que otra ceja levantada, de hecho había un alemán bastante bien plantado y de frente despejada que, apoyado en el marco de una puerta, me ponía caras como de investigador de lo paranormal ante una falsa aparición, caras de what do you really mean with this?, pero lo peor de todo, lo más desgarrador de la noche, fue una pareja de novios jóvenes, en la que él era el consumidor habitual de cosas arties y ella la escéptica obligada, que sentados casi en primera fila se tomaban de la mano y miraban al techo como si mi actuación fuese un trance penoso y de vez en cuando él sonreía a su compañera como diciendo, paciencia cariño, sé que a veces hay que tragar espectáculos lamentables, pero pronto se habrá terminado y estaremos cenando en un buen restaurante, siento que hoy nos hayan dado gato por liebre... Así de mal fue Die Berliner, pero, qué coño, no podría haber sido de otra manera, hay muros que no se pueden salvar y el idioma es uno de ellos. Aquí una instantánea del pantano.
Sigamos con otros asuntos, algunos ya habréis visto el vídeo que proponía el amigo Hongos en los comentarios a mi entrada anterior, yo tuve ocasión de verlo cuando me ocupé de rescatar el vídeo de Get a Grip. El anuncio de la máscara es el arquetipo de lo que puede verse proyectado en cualquier discoteca o bar de copas modernos, pero hay algo más, la estructura del cara a cara con el que se abre el anuncio. Linda Evans, muy concentrada en obtener respuestas serias, le pregunta por la máscara al doctor que, dicho sea de paso, parece una especie de prestidigitador o ave siniestra.
Lo que traigo aquí a debate es ese tono de "dejémonos de hostias, ¿qué coño es esto, doctor?" o "usted y yo nos vestimos por los pies, ¿qué se trae entre manos realmente?, esa actitud de persona que se ha quitado la máscara, he he, y busca la verdad, es en esos momentos tan ambiguos en los que la psique del protagonista se debate entre desdeñar todos los artificios de la sociedad occidental o abrazarlos hasta sus últimas consecuencias, Linda Evans está dudando entre ponerse la máscara y acostarse con el doctor o asesinarlo e irse a vivir a la India. Aquí teneís una versión moderna de esta estructura:
Fijaos como el dentista echa mano del serial barato en 0:26, ¿de veras era necesaria esa dramatización?, yo creo que no. Buenas noches.
PD: En el anuncio de la Evans, cuando ella le pregunta por la máscara, el doctor le espeta un "si te haces una idea de lo que 8 abdominales por segundo le harían a tu estómago entonces puedes hacerte una idea de lo que Rejuvenique le hace a tu cara", bufff, menuda apertura amenazante, "si te llenara el estómago de plomo, entonces podríamos empezar a hablar, hija de puta...", antes sí que se jugaba fuerte.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo, antes se jugaba fuerte, se iba al grano y se raspaba mucho, aunque uno se hubiera afeitado hace tan sólo veinte minutos.
Aquí te ha salido un final muy Bogart que yo personalmente aplaudo con toda la saña.
Señor Noguera, eres un maldito referente. Y como referente, formas referencias. Como ser la inspiración de mi nuevo blog, sin más pretensión que la de estornudar ideas que se me forman en mi celebro, des de que encontré su blog hace unos meses.
Sólo quería comentárselo. Siga usted ultrashoweando e ideando por los siglos de los siglos, amén.
Noguera empieza a tener hijos, ultrafans, Noguishe Boys, whatever... Todo un gurú, todo un incipiente movimiento... esto promete.
Y a los alemanes ni puto caso. El problema es que todavia no pueden hacer chistes sobre el monstruo de Amstetten; joder si todavía les cuesta hacer chistes de Hitler, para lo de Fritzl les queda un rato. Ese ha sido el muro, he ahí el problema.
Y el captcha de hoy es 'digeari'. Que locura! Los escribes tu, que lo se yo...
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