Buenas noches, estoy en la cubierta del barco frente al televisor (lo he colgado del mástil de mi cascarón y brilla en la noche, no sé, la poética ¿no?), ponen Cuarto Milenio, ahora mismo un señor dice exactamente “cuando a alguien se le atribuye este San Benito de...” y justo ahora “ya hubo otras personas que con mejor o peor fortuna hicieron algo parecido”, hablan de inventores adelantados a su tiempo, gente que meaba antes de bajarse los pantalones, ya sabéis, los dibujos de alas como de murciélago, y ahora dice “eso es la fusión de dos máquinas, no sólo en lo que es la mente del dibujante” y “esto es un individuo que está forrado, es decir lleva una especie de traje”, podría seguir toda la noche transcribiendo fragmentos, pero tengo una obligación que cumplir, “viendo este traje de buzo...” joder, esto es como una droga, “un ciudadano que se pone, como un moderno Ícaro, unas alas” bueno, la última galleta “con la fuerza humana es imposible que te puedas mantener en los aires” ya está, no lo haré más.
Curiosamente, la idea de hoy tiene un ligero tufo a invento, he especulado con ella y otras ideas antes de ver los contenidos de Cuarto Milenio, pero éstos han hecho que me decida, ¡adelante, que pase la Idea de la Aropesca!
No sé si fue un sueño, no no, vi esa palabra rotulando un furgón, Aropesca (ahora en la tele van a hablar de la última tribu salvaje de America, bah, es igual), y me vino a las mientes la imagen de pescar con un aro, del tamaño de un hulahop, pescar un pez con un aro, no sé cómo puñetas se haría, la verdad; el aro alude al cerco pero de un modo abstracto, a efectos prácticos no se pescaría nada con él, aún así lo de la Aropesca sigue teniendo un sentido borroso. Más tarde surgió la idea de una familia numerosa, muy organizada, amiga de las actividades de grupo farragosas, de estas familias cargantes que viajan en gran monovolumen, una especie de tribu de los Brady que practicara la Aropesca los domingos por la mañana en el mar, sumergidos hasta el vientre (vestidos en el agua), moviendo el aro de arriba a abajo por turnos. En Aropesca basta con pescar un pez (qué más se puede esperar de un aro), todo el asunto tiene un deje New Age: el aro (esos objetos New Age tan sencillos que obran milagros por su forma geométrica o porque canalizan algo), las actividades minoritarias alternativas, estar vestido en el agua, llevar puesta, además, ropa fea del Carrefour, pescar sólo un pez, la familia como logia, la naturaleza, no sé, eso es la Aropesca.
domingo, 29 de marzo de 2009
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4 comentarios:
oye, sr. velocidad de crucero, para cuándo un ultrashow?. Puedes hacerlo en casa y no decir nada, o no decir nada y hacerlo en Nuremberg, pero el objetivo es el hacer mismo. No, joder, pero estaría bien un ultrashow miqueleuba.
Un pez enorme que quedase atrapado en el aro al intentar cruzarlo como un delfín. O pegarle un ARAZO a un pez; un golpe seco, en la nuca. El aro utilizado como un palo.
Sí al ultrashow.
Efectivamente Hongos, tomé en consideración la idea del "arazo" como único modo imaginable de matar al pez en la Aropesca, pero en realidad la Aropesca es una actividad basada en la confusión del pez y en los flujos de vacío que en el impacto, el pez más bien "aparece" al final de la jornada como un residuo de la Aropesca. La otra variante, la del pez gordo atorado en el aro, es sencillamente contraria a los formatos de a Aropesca como actividad cuasi-espiritual
Recuerda al modo en que los delfines (creo que son los delfines pero no lo puedo asegurar porque no soy oceanógrafo) se sitúan debajo de un banco de peces y en torno a ellos van soltando una cortina circular de burbujas, que hace las veces de red para hacinar a los peces y poder atacarles con mayor garantía de éxito. Suena descabellado pero es así, los peces no se atreven a atravesar la cortina de burbujas.
Bueno, me pareció que la Aropesca funcionaba del mismo modo, sobre todo por el dibujo, en este caso es el goteo desde el aire lo que origina el círculo prisión.
Puede que lo que realmente paralice a los peces sea la forma circular. Bastaría entonces con que alguien sostenga el aro sobre su cabeza para que sus compinches pudieran saquear el banco de peces a manos llenas.
Aunque para estar seguros habría que preguntar a un oceanógrafo, insisto.
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