martes, 5 de mayo de 2009

Intercooler

Hola, he, amigos, espero que todo esté yendo bien, es decir, que UNA TOTALIDAD ruede bien firme POR UNOS RAILITOS.

Hoy creo que me voy a tirar a la piscina, voy a plantear una idea difícil, geométricamente farragosa, he he, veréis, es una pastelería muy callada, fijaos si es callada que sólo se oyen unas neveras. La pastelería cuenta con una pequeña sección de degustación, bueno, en realidad es un local minúsculo por lo que se manejan divisiones más bien simbólicas. Se degusta en un taburete junto a una barrita de mármol color café que apenas mide lo que una pierna humana adulta semiflexionada, se degusta concretamente allí. Entra un señor muy sensato, pide café y una pastita y ocupa el taburete. Es un señor muy serio y enseguida se sumerge en unos papelitos de color orina repletos de apuntes personales que siempre lleva consigo. Ahora no se oye nada, sólo el intercooler (sí, me apetece llamarlo así) de las neveras.

Entremos en el fango, dadme la mano. Seguro que lo habéis notado miles de veces estando sentados en taburetes de base redonda, hay un pequeño vaivén, un clic-clac del taburete contra las baldosas, nada, una minucia. Esto se debe a que la base o el suelo no son completamente planos pero, vamos, ¿qué no está un poco combado en este mundo?

El señor lleva un rato jugando al clic-clac sin darse cuenta, incluso ha afinado la cosa y ahora mantiene el taburete oscilando dentro del fino arco que hay entre el clic y el clac, es decir, sin llegar a golpear la baldosa con los límites de la base del taburete.


Siento toda esta mierda, pero si no no avanzamos, se trata de una idea sutil. La idea de que el señor, absorto como está en sus apuntes, haya perdido el Norte y ya no se encuentre en el inofensivo mundo que hay entre el clic y el clac sino que haya ascendido a primera división sin darse cuenta y ahora esté a punto de tumbar el taburete por completo, que se esté jugando una buena hostia sin saberlo. Al fin y al cabo la sensación de balanceo entre el clic y el clac es la misma que se da en esta otra posición:


Que un señor tranquilo y un taburete de base metálica caigan a peso como chopos, de pronto y sin motivo aparente, rompiendo la paz de intercooler.

Ya he terminado, vaya idea rara la que me ha visitado esta noche. Espero que no os muerda, he hi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy especialmente fan de éstas ideas en las que nos tienes que hacer pequeñitos para que podamos verlas.

VENGA MONJAS dijo...

Yo te propongo a ver qué consigues a partir de la palabra DUNKERKE.

A ver qué se te ocurre Miguel.