Buenas noches, hola.
He pensado que sería bonito explicar ideas nacidas el mismo día de la actualización, así esto sería una auténtica bitácora. Hoy por ejemplo lo voy a hacer, mañana probablemente también, pero no siempre, no os confiéis, en cualquier momento os soltaré un Crianza... o un Gran Reserva, ha ha ha, (las metáforas con el vino son lo mejor que hay en el lenguaje en general), en definitiva, voy a empezar a promocionar vinos jóvenes, voy a apostar por bodegas de reciente creación, conceptos innovadores, nuevos mercados, ha ha ha.
Uf, la verdad es que he escogido mal día para empezar a hacer esto, veo que hoy sólo hay dos ideas mojadas al fondo de la caja, buf, voy a coger la primera, con cuidado, así, (la idea de sacar un gorrión de la jaula, Noguera el pajarero de las ideas, he he), EN LA PANADERÍA, UNA SEÑORA ANTE UN SEÑOR RECIEN RAPADO: ¡HOMBRE! TE HAN TOMADO EL PELO PERO BIEN. BUENO, FRESCO SÍ QUE VAS, HA HA, SE TE VEN HASTA LAS IDEAS, HA HA. ¿Cómo alguien adulto, una señora de cincuenta años, puede salir al mundo y apostar limpiamente y con fuerza por estas frases trilladas?, ¿cómo puede decir eso y reir luego con el diafragma?. Te han tomado el pelo, ¿cómo proponer eso sin ironía? Se te ven hasta las ideas, ¡a usted sí que se le ven, señora!, ¡menuda zombie del lenguaje!.
La segunda idea es otra Idea de Panadería, una idea, por lo demás, muy farragosa. UN LOCO MALOLIENTE ENTRA EN LA PANADERÍA Y PIDE UN CRUASÁN DE FRANKFURT Y UNA BARRA DE VIENA (es curioso, pero al decir que es un loco el que entra, parece que su petición a la panadera esté desordenada, la sugestión hace pensar que lo que en realidad se vende en la panadería son cruasanes de viena y barras de frankfurt y que el loco lo haya alterado todo en su discurso, pero no es así en absoluto, la petición del loco es correcta, qué locura ¿no?). Pues bien, en la panadería hay una tercera persona tomando café de espaldas a ellos que ha visto al loco fugazmente reflejado en el vidrio del escaparate y ahora, para su pesar, lo está oliendo. La idea principal, el estallido de la idea en el paladar del lector, he he, es que ese loco sea un perfecto imitador de voces que, aprovechando que el cliente que toma café no lo ve, diga en voz alta, imitando la voz de la panadera, este chico suele venir por aquí y huele muy mal, creo que es "esquisofrénico" ¡CON LA VOZ DE LA PANADERA!, ¡HABLAR SOBRE ÉL MISMO CON LA VOZ DE OTRA PERSONA A UN TERCERO QUE NO LE ESTÁ VIENDO!, ¡MENUDO LIANTE! Qué impresión la del cliente al girarse y descubrir que el loco sigue en la panadería después del (falso) comentario de la panadera, ¡qué locura!, otra vez.
Estas han sido las dos únicas ideas nacidas hoy, el mosto de la mañana, espero que no os dé diarrea. Buenas noches.
miércoles, 20 de mayo de 2009
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4 comentarios:
Ha sido una cata de vinos muy agradable, en un ambiente muy distendido. Que el loco se haga un bocadillo de croisant, es decir, que abra la barra y meta dentro el croisant que a su vez incluye el frankfurt. Un bocata muy jodido, un juego de texturas que pilla a contrapié al paladar.
Pero es que los zombis del lenguaje son mayoría. Esto es así. Utilizan esas ideas resecas como si las hubiesen inventado ellos en el momento.
¿Qué me dices del "¡Ya queda menos para el fin de semana!" en la oficina?
Son el tipo de personas que dirían "¿Miguel Noguera? ¡Buá, se le va mucho la olla!" Riendo, eso sí, lo dirían "de buen rollo" (!).
El loco maloliente, qué bella expresión, me han dado ganas de cambiar de apodo.
El Noguera más anfitrión, el Noguera de batín, fez y babuchas, nos brinda sendos vasitos con un culín de caldo cada uno. Dice que es vino, pero lo es sólo simbólicamente, el líquido es caldo, algún tipo de consomé. Exige un acto de fe, Noguera.
A mí me ponen muy nervioso las frases hechas que ni siquiera significan algo y que se dicen siempre con algún aspaviento anatómico, sacudiendo la mano o pataleando muy fuerte y seguido con uno de los pies, como "¡Lo que yo te diga!", "¡Para mear y no echar gota!" o "¡No te lo pierdas!", esta última me irrita especialmente, cualquier cosa que me chillen después no puede sino defraudarme.
Lo de los zombies del lenguaje la verdad es que es muy gracioso, un zombie contándote un chiste malísimo mientras te agarra del brazo y te echa el aliento.
Una barra de Viena, le debía doler la ortodoncia.
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