La portada de ese número me sacudió especialmente. Es un chico, creo que guapo, al que le han embadurnado el rostro de arcilla escolar de un modo grotesco para convertirlo en Golem.
De hecho, parece estar pidiendo explicaciones por la marranada que le han hecho en la cara. No pudo esperar a que terminara la sesión fotográfica para enfadarse. Esa mirada es la de un humillado impotente. Además creo ver una barbita, o una perilla, camuflada por el barro. Intuyo discusiones con los fotógrafos, veo su negativa a afeitarse porque la barba es para "otros trabajos más serios", ese "lo tomas o lo dejas, pero yo no sacrifico mi barba por esta chapuza". Ese punto de dignidad que tuvo allí ¿no? al menos no pudieron arrebatarle la barba. Quizás ese levísimo inicio de sonrisa sea el reflejo de su pequeña victoria... ¡bravo Golem!, al final impusiste tu ley.
Y luego está esta locura. Yo creo que no son conscientes de lo fino que hilan. Un artículo sobre la visión del aura, proponen un amplio panel de expertos, entre ellos una psicóloga que dice que las auras son puras alucinaciones y lo dice con el pelo teñido de un modo alucinógeno, con leves virajes acuarelados, con tonos que no sabes si están en su pelo, o en la luz, o en tu jodida cabeza. Una especie de cebo cruel para los pacientes.-Doctora Blackmore, los ángeles del cielo la han tocado esta mañana. Puedo ver su energía...
-No, Peter, eso no es cierto y lo sabes. La mente te juega malas pasadas...
Dadle una oportunidad al esoterismo.