Una loca

Ey, amiguitos, ¿cómo estáis? "Amiguiguitos", he, he... He estado unos días en Estocolmo, tengo raigambre sueca y hacía muchos años que no visitaba la capital. En el avión de ida me tocó sentarme al lado de una mujer que estaba loca, tal cual: Una loca. Eso fue en el avión de ida, ¿eh? En el avión de ida había una mujer ida, qué gracia, sí... En fin, la mujer estaba tronada y se reía sola a golpes, le sobrevenían accesos de risa que reprimía rápidamente; pero el entorno ya los había registrado, claro, esa era la jugada: invitar un poquito a la locura, enseñar la puntita. Su mente no paraba de elucubrar en términos herméticos y de vez en cuando se sorprendía a sí misma, entonces emitía un beep al mundo. Hubo un momento en que me puse a pasar a limpio algunas ideas en la libreta y ella seguía con atención lo que escribía y dibujaba; de vez en cuando se reía, claro. Era como hacer un Ultrashow por escrito con un solo espectador, un chalado que nunca sabrás de qué se ríe. Una risa libre, tan productiva como el producto que supuestamente la detona. Fuimos dos pobres diablos, cada uno sumido en su mundo hermético, enviando señales puras. Ella con sus risas y yo con mis ideas, sí, sí... ¡Fuimos dos pobres diablos! THOSE WERE THE DAYS! (confundirse de lema)

Ahora viene el anuncio:

¡Este viernes a las 23:00 nuevo Ultrashow en el teatro Alexandra! Esta vez no sé cómo irá, o muy bien, o como siempre. No sé si terminaré contento o desconcertado, en todo caso: GIVE ME FIVE!

Ah, esta noche a eso de las 22:00 me entrevistan en el programa Cabaret Eléctric. Por si alguien quiere comer esa croqueta, la dejo ahí.

Love, M.