martes, 13 de diciembre de 2011

Seminario de Discurso Legitimación y Memoria

Sí, así lo han llamado -SDLM*- un drive de intelectualidad que te deja en el sitio, paralizado, sin plantearte siquiera devolver la bola. Han tenido la amabilidad de invitarme a hacer un Ultrashow este viernes en Salamanca. Lo quieren con imágenes, creo que quieren algo tranquilo, sin demasiados sobresaltos; aunque nunca se sabe, quizás les vaya la marcha, je, je (al final la abuela le lamió el rabo al stripper negro, ¿no?). Bueno, en todo caso la entrada es gratuita, será este viernes a las 19hrs. en el auditorio de la hospedería Fonseca... de Salamanca, ¿eh? Eso ya lo había dicho antes.

Y aquí podéis leer la entrevista que me hizo la gente del blog Desaparezca Aquí. Órdenes paradójicas.

Enfínitron -como dice mi amigo Rubén-, nos vemos este viernes en Salamanca. Os dejo con un vídeo que vi anoche. Es una tontería, un violinista de tres años. Me pareció muy gracioso que, nada más salir a escena el pequeño prodigio, el director de la orquesta -un alemán muy amigo de la fusta, ya se le ve- le obligara a realizar un estúpido efecto con agua (2:20); una broma deliciosa**, no lo voy a negar, no tengo el corazón de piedra; pero que en cierto modo invalidó por completo al niño, le hizo parecer una simpática cría de chimpancé justo antes de mostrar sus habilidades musicales (que he de confesar, me decepcionaron bastante. Me esperaba un jodido Paganini, y resulta que el crío tocaba desafinado, ¡no me importa que solo tuviera tres años! ¡Hoy el mundo está de vuelta! ¡Dame más!). Ah, ¡ojo al chaval que sale en 0:01! ¡A eso se le llama apurar la bebida! ¡Apurar el líquido de un recipiente experimental! ¡Basta ya de jugar con el agua y la salud de nuestros niños!




* Un nombre que no se deja nada en el tintero, que casi es un seminario en sí mismo. Solo el arranque: "Seminario de Discurso" es ya un buen maizal; luego vienen esas dos damas de semblante grave: "Legitimación y Memoria", dos ejercicios muy maduros, muy responsables; vamos, que no los lleva a cabo cualquier fulano. Obviamente, ese no es terreno para andar soltando coñas marineras con una caca de plástico y un sombrero ridículo, uno grande, acolchado, de la cerveza Guinness... Ahora no sé por qué me he acordado de esos sombreros, ¡buah! ¿Y los sombreros acolchados, tamaño gigante, de juglar? ¡Esos sí que dan grima! ¡Esos sí que embrutecen cualquier escena!

** Será muy gracioso, pero ¿no os inquieta que un niño tan pequeño vierta agua directamente a su oído? Se supone que los oídos de ese pobre infeliz son herramientas de trabajo. No creo que encharcarlos antes de tocar el violín delante de 15000 personas sea buena idea. No quiero ni pensar en los daños a largo plazo si le obligan a repetir el truco en cada concierto. ¿Dónde están los padres? ¿Cobrando royalties? ¡Asco de mundo!

6 comentarios:

Julio Blez dijo...

Pero no te das cuenta de que el director de orquesta es Pocholo?? yo creo que al contrario, que todo fue demasiado bien llevado y que lo decepcionante no es que el niño desafinara sino que a Pocholo no le diera un ataque epiléptico mientras dirigía a la banda

balopla! dijo...

El director anuncia al niño con gran solemnidad, muy escobado, como si hubiera descubierto al nuevo Mozart, después con el agua vemos la jugada completa. Yo soy mejor ¿eh? mirad las tonterías que hace con el agua, mirad como desafina (gran momento porque el director se ríe y mueve la cabeza con desaprobación), yo soy mejor que el nuevo Mozart!!! Es Salieri reencarnado.

Javi Rumí dijo...

Quiero una faja ortopédica.

egoteista dijo...

Ya he visto a Noguera en directo, ya puedo morir tranquilo! Excepcional! Me sentí en la responsabilidad de grabar la actuación para mi pobre novia enferma que no pudo ir. Si se oye bien ¿la subo a youtube o hago algo con ella?

Itnof Pesoj dijo...

Ei Miguel, algún ultrashow a Barcelona per Nadal?
salut

Mauro Piccolo dijo...

Qué humillante, que alemanes todos, como se ríen del pobre crío. Espero que de mayor, aprenda a tocar mejor que Mozart, así el Nuevo Salieri sufriría un atroz final en un manicomio.